24 de julio de 2015

Las otras devociones populares y calladas de Écija (I)

Para conocer las devociones populares de Écija hay que ser puramente ecijano. No hay otra manera de comprenderlas. Son veneraciones calladas a Santos que se heredan de generación en generación en la mayoría de los casos. Algunos más recientes que otros. Podemos ir a rezarles en retablos de Iglesias y Conventos o en capillas exteriores en la calle; como San Martín de Porres. Es uno de los santos más populares que hay en Écija, situándose en el callejón del Convento de las Florentinas, donde siempre permanece rodeado de flores y velas en una hornacina. Fue el primer santo mulato de América, viviendo en el siglo XVI y canonizado en 1962. Es patrón de los enfermeros, los pobres y los barrenderos.

Cerca del cenobio dominico, en el Real Monasterio de Santa Inés del Valle hallamos en su fachada principal una hornacina con Nuestra Señora de Lourdes, imagen muy reconocida en la feligresía, donde todos los días recibe la visita de decenas de devotos.

Hornacina de San Martín de Porres. Foto: Pepín González.

Uno de los centros devocionales de Écija es la Parroquia Mayor de Santa Cruz. Quizás una de las cosas que llame más la atención al entrar al primer templo ecijano sea la imagen de Cristo Yacente junto a la puerta, el cual formó parte de una extinta Hermandad y que en la actualidad tiene devoción en el seno de los más mayores. Como este caso, esta Parroquia guarda devociones que en la actualidad están cayendo en el olvido, como son: San Blas (abogado de la garganta, tanto de médicos como de enfermos), Santa Risa de Casia (patrona de las causas imposibles) o el obispo de la Écija del siglo III: San Crispín.

San Crispín, obispo de Écija.

De mayor devoción encontramos a San Nicolás de Bari, patrón de niños (de él deriva la tradición de Papá Noel o Santa Claus); y Santa Lucía, abogada de la vista. Hasta hace unos años, la imagen se hallaba a los pies del Santísimo Cristo de la Sangre.

Devoción muy viva en Écija es el Sagrado Corazón de Jesús, y que en esta Parroquia se sitúa adyacente al retablo de la Resurrección. Una imagen que siempre permanece rodeada de flores tanto en su altar como a sus pies, y que este año presidió el altar eucarístico del Corpus Christi de la Hermandad de la Virgen del Valle.

Cerca de la imagen, se halla un cuadro (anónimo del siglo XVIII) de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, siendo una de las representaciones pictóricas más devocionales. Nunca le faltan velas encendidas delante del retablo.

Lienzo de Ntro. Padre Jesús Cautivo y Rescatado.
Foto: Pepín González.

En la vecina Iglesia de San Pablo y Santo Domingo se encuentra la máxima representación del barroco ecijano con la Capilla de Nuestra Señora del Rosario, titular de una Hermandad de Gloria casi inexistente y sin actividad, pero con mucha importancia en siglos pasados, siendo en su época una de las mayores devociones del pueblo ecijano.

En este mismo templo se venera otra devoción añeja como es Santa Rosa de Lima, que cada año se celebra un Triduo en su honor. Fue nombrada Patrona del Nuevo Mundo (América).

Nuestra Señora del Rosario.

En la Parroquia de San Gil Abad nos encontramos a otro referente devocional como es San Cristóbal, leyenda de un santo patrón de conductores y viajeros. Leyenda porque no es considerado por la Iglesia Católica como un santo que realmente existió; por ello en 1969, Pablo VI declaró su culto de manera opcional. 

En la Capilla de la Hermandad de San Gil, como uno de sus Titulares de Gloria, podemos destacar nuevamente el Sagrado Corazón de Jesús, que siempre recibe cientos de oraciones cada viernes.

Cerca de allí, en la Iglesia de San Juan Bautista, los labradores y agricultores celebran cada año la Función a su patrón: San Isidro Labrador, santo del siglo XI. Curiosamente, a este santo se encomendaban las reinas españolas que tenían dificultad para dar a luz.

San Cristóbal. Foto: Javier Riego.

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