Altar principal de El Hospitalito |
¿Quién, al pasar por la céntrica calle del Conde una mañana, no se detiene ante las puertas del Hospitalito y clava unos segundos su mirada en la del Cristo caído del altar principal?
Se trata de Jesús del Mayor Dolor, una representación de Jesús tratando de conseguir su ropa después de la Flagelación, capaz de conmover a cualquiera por la ternura de la escena y la actitud doliente de Cristo.
La imagen, fechada en 1814, es una obra inédita del escultor Lorenzo Cano, afincado en Córdoba. Fue costeada por Francisco Muñoz y su mujer, María Manuela Sáez. Recibía culto en el sagrario de la Iglesia de Santa Bárbara y, según consta en varios archivos del templo, lucía de forma habitual una corona de espinas y potencias de plata.
Debido a la devoción que suscitó entre las clases populares, hubo de ser trasladada la imagen a la Parroquia de Santa María en 1970, puesto que Santa Bárbara solo abría en fechas muy señaladas a lo largo del año. Don Esteban Santos Peña, por entonces cura párroco, tomó la decisión de restaurar la imagen, tuerta y con la policromía en un paupérrimo estado de conservación.
La restauración es efectuada por Francisco Buiza en su taller del sevillano barrio de San Juan de la Palma, ascendiendo el importe de la misma a siete mil pesetas, que fue costeado íntegramente por José Luis Ostos Martín, feligrés de Santa María. A su regreso a la Parroquia de Santa María, es ubicado en la capilla bautismal.
Desde 1981, recibe culto en la Iglesia del Hospital de la Concepción, popularmente conocida como El Hospitalito, siendo restaurada de nuevo en el año 2000 por David Asencio Padilla, quien devuelve a la imagen todo su esplendor. Durante la pasada década, volvió a la Parroquia de Santa María por la realización de unas obras en el Hospitalito, donde ha pasado varios años.
Sirva este artículo de homenaje a don Esteban Santos Peña, que hizo posible el traslado de la imagen a Santa María y a cuantos fueron en vida devotos del Cristo del Mayor Dolor, prácticamente olvidado en nuestros días, aunque no se sabe con certeza si en un futuro no muy lejano podría volver a ser tan venerado como antaño.
La imagen en la capilla bautismal de Santa María. |
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