31 de agosto de 2015

Iglesias y Conventos que desaparecieron en los anales de la Historia ecijana

Écija siempre ha sido una ciudad sentidamente cristiana mucho antes de la invasión musulmana allá por 711. Prueba de esto es que fue la primera capital de la Bética con sede episcopal, es decir, en tener la primera diócesis propia. Écija siempre ha levantado numerosos templos y conventos en honor al Divino Redentor y a la Madre de Dios, algunos se quedaron en los anales de su historia y otros muchos han llegado a nuestros días enriqueciendo nuestro singular patrimonio. Actualmente hay 6 parroquias,  11 iglesias filiales, 5 conventos femeninos (si contamos el colegio de Nuestra Señora del Valle regido por las Hermanas de la Caridad; y sin contar los 3 exclaustrados recientemente) y 1 convento masculino.

Quizás la Iglesia desaparecida más conocida sea el Convento de la Purísima Concepción, regido por Mercedarios Descalzos; aunque primitivamente era una Ermita. Lo único que queda de él son las Torres Gemelas. Su fundación se remonta a 1624. La Iglesia era de estilo barroco, y las torres son neoclásicas. En el templo se encontraba un importante camarín de Nuestra Señora de la Merced, talla que se encuentra en la Parroquia de Santa María. En las décadas de 1950 y 1960 se procedió a la demolición de este templo, de grandes dimensiones. En la Segunda República, su altar mayor fue trasladado a la Parroquia de Santa María y cobijó a Nuestra Señora del Pilar. Actualmente es el retablo principal de la Parroquia Mayor de Santa Cruz. Lo que queda de este Convento es propiedad del Ayuntamiento. 

Antiguo Convento de Las Gemelas.

Como único templo desaparecido, o sin uso religioso, que existe actualmente, tenemos la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación (calle Mayor), de estilo barroco. Es conocida popularmente como las Monjas Blancas, y estuvo regido por la Comunidad de Mercedarias Descalzas desde su inauguración en 1704. Posteriormente ha sido usada como cuartel de la Guardia Civil, dependencias municipales… Actualmente es el almacén donde se guardan los palcos de Semana Santa, perteneciente al Ayuntamiento. Ha sido restaurada recientemente, tanto su exterior como su interior. El retablo mayor, el púlpito y otros enseres fueron traslados a la Iglesia del Hospital de San Sebastián, donde se pueden contemplar. Su campanario fue demolido en los años 60 por estado ruinoso.

Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación.

Otro Convento muy popular gracias a la Hermandad de la Sangre, es el desaparecido Convento de San Agustín, propiedad de los Padres Agustinos. Se encontraba en el entorno de la calle Zamoranos. Su fundación se remonta en el siglo XV, y en el mismo lugar se hallaba en ese momento una Ermita dedicada a la Madre de Dios. En 1601 amenazaba de ruina, y en 1660 un huracán destruye parte del templo. En 1787, la orden se traslada al extinguido colegio de la Compañía de Jesús. Este Convento fue sede canónica de la Hermandad de la Sangre desde sus orígenes hasta su traslado a la Parroquia Mayor de Santa Cruz a principios del siglo XIX por ruinas del cenobio agustino. En el Convento tenía mucha devoción San Nicolás de Tolentino y se conservaban los cuerpos de San Julián y San Mario. Contó con cátedras de Filosofía y Teología. Su retablo mayor es el actual camarín de la Hermandad de la Sangre.

Camarín de la Hermandad de la Sangre.

La calle Espíritu Santo debe su nombre al antiguo Convento del Espíritu Santo que se encontraba en este lugar. Desde su fundación en 1498 estuvo regido por las Religiosas Dominicas, alcanzando la cifra de 150 monjas en 1620. En la barrera del convento existió la Casa de San Fulgencio. En su lugar pasó a construirse la casa del Marqués de las Cuevas del Becerro, después tuvo usos militares y actualmente tiene vivienda y usos particulares.

Otro templo como es el Convento de Nuestra Señora de los Remedios también da título a la plaza del mismo nombre. Fue propiedad de las Carmelitas Calzadas y tuvo su fundación en la primera mitad del siglo XVI. El P. Roa cuenta que existía en este convento una monja que murió a la edad de 110 años. Se había quedado ciega y pidió al Señor que le restituyera la vista para rezar las horas canónicas, y así fue: la ceguera se fue de tal manera que hacía labores de aguja.
 
La actual Plaza de Abastos fue en sus inicios el Convento de San Fulgencio, de la Compañía de Jesús. Se fundó a finales del siglo XVI por deseo del pueblo, y en 1598 se funda  el colegio y pasan a las casas de Garcilaso de la Vega, donde celebran la beatificación del fundador e intentan obtener las reliquias de San Fulgencio. En 1682 se reedifica la Iglesia, y no fue hasta 1767 cuando los jesuitas fueron expulsados de Écija y se reparten los enseres entre las parroquias de la ciudad. El Convento tenía cursos de Artes, Filosofía y Teología moral; además, tuvo especial protección del Cabildo como ningún otro Convento.

Plaza de Abastos.

Popular también es el desaparecido Monasterio de Nuestra Señora del Valle, sita en la actual barriada del mismo nombre. Fue fundado por Santa Florentina, y acogió la imagen de la Virgen del Valle que su hermano San Fulgencio le regaló. Este fue el primer Convento fenemino que hubo en España (hablamos del siglo VI). El Convento fue destruido por los musulmanes y quedó reducido a Ermita, aunque se pudo salvar la Virgen. Tal fue la devoción de los señores de Palma a Ntra. Sra. del Valle que en 1486 edifican un monasterio en su honor que estuviese regido por los ermitaños de San Jerónimo. La iglesia era de estilo mudéjar, reconstruyéndose por ruinas en 1625, aunque en 1740 amenazaba nuevamente de ruina. Se dice que la tumba de Santa Florentina permaneció aquí hasta la llegada de los jerónimos. La imagen de la Patrona se entroniza definitivamente en la Parroquia Mayor de Santa Cruz en 1849, quedando el monasterio en unas ruinas irreparables que han evolucionado a la actual Ermita del Humilladero del Valle.

Ermita del Humilladero del Valle.

Otros conventos de los que no se sabe su ubicación son los de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XVII y regido por los Padres de San Francisco; y el de San Diego, fundado en 1621 por los Padres Descalzos de la Regular Observancia de San Francisco. Cabe también destacar el Convento Hospitalario de San Pedro, San Pablo y San Juan de Dios (siglo XVII), regido por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y que actualmente apenas se ven unas ruinas en la calle Mayor. En la segunda mitad del siglo XIX sirvió como hospital militar. 

Los antiguos frailes del Convento de San Francisco también tuvieron su primitiva sede en otra ubicación, la Ermita de San Gregorio, que se encontraba en la Plaza del Matadero y que de ella provenía la imagen de Nuestro Padre Jesús Sin Soga. En la Iglesia de Santa Bárbara también se venera una talla de Santa Quiteria que procede de una desaparecida Ermita del mismo nombre. Otras órdenes que han sido trasladadas hasta su actual emplazamiento desde otros Conventos son Las Teresas (el primitivo se encontraba en la actual calle Trascampanario) y La Merced (el original estuvo en la actual barriada Colonda).

Convento de las Filipensas.

Los tres conventos desalojados entre febrero de 2014 y febrero de 2015 son (en orden de exclaustración): Congregación de María Santísima de los Dolores y San Felipe Neri o Filipensas (Convento de la Visitación de Santa Isabel, anteriormente Comunidad de Religiosas Mínimas de San Francisco de Paula), Comunidad de Concepcionistas Franciscanas o Marroquíes (Convento de la Santísima Trinidad y Concepción de Nuestra Señora) y la Comunidad de Carmelitas Descalzas o Teresas (Iglesia Conventual de San José). Nadie puede saber si estas sedes eclesiásticas volverán a tener uso o caerán en el olvido como las mencionadas en este reportaje.

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