CONVENTO DE SANTA FLORENTINA
Hornacina de San Martín de Porres. |
Para conocer mejor la historia de los conventos y monasterios de nuestra ciudad, deberíamos remontarnos al año 1383, cuando se funda en Écija el Convento de Santa Florentina, uno de los primeros de la Orden Dominica, que actualmente se encarga de regir el convento.
De la fábrica primitiva de este edificio, de estilo mudéjar, se conserva solo la portada con arco apuntado y alfiz, por la cual se accede al torno, a través del cual se pueden adquirir los exquisitos productos de repostería elaborados por las religiosas.
El convento es reformado en el siglo XVIII, adquiriendo su actual fisonomía, pues a este siglo pertenecen la mayoría de las dependencias del convento, como la iglesia, de cuyo interior podría destacarse el retablo mayor, de un inmesurable valor artístico, cuya obra escultórica se relaciona con el taller de Pedro Roldán.
Como dato curioso, podríamos destacar que hace varios años se produjo un supuesto milagro en este convento. Una joven acudió angustiada, tras haberse enterado de que supadre sufría una enfermedad, a la hornacina del exterior del convento de San Martín de Porres, fraile dominico, al que se encomendó con devoción. A los pocos días, volvió al mismo lugar a ofrecer dos rosas al santo, pues había tenido noticias de la notable mejoría de su padre. Al terminar la misa de ese día, una devota de San Martín de Porres, que momentos antes había depositado una limosna en el cepillo de la hornacina, notó que las flores que antes se encontraban fuera, estaban ahora a los pies del santo en el interior de la hornacina. Asomabrada fue a contárselo a las religiosas, quienes le comentaron que era imposible que alguien hubiese podido abrir la hornacina, ya que la monja encargada de custodiar las llaves de la cristalera de la hornacina, estaba presente en la misa. Juzguen ustedes mismos, ¿creen que fue un milagro o que alguien abrió la hornacina y puso las rosas a los pies de la imagen del santo?
CONVENTO DE LAS TERESAS
El convento, regido por la orden de las Carmelitas Descalzas, conocidas comúnmente en Écija como "las Teresas", debido al nombre de la fundadora de la Orden, Santa Teresa de Jesús, se encuentra emplazado en el antiguo palacio de los Condes de Palma, en cuyas estancias predomina el arte mudéjar.
Las Carmelitas Descalzas se trasladan a este convento en la década de 1630, estando en el punto de mira de los Corregidores de la ciudad, con quienes tuvieron graves conflictos, pues estos se reunían allí hasta la llegada de las religiosas.
La fachada del convento, de estilo gótico, está dividida en dos cuerpos con motivos alusivos a la Orden de las Carmelitas Descalzas.
En 1655, se consigue iniciar la costrucción de la Iglesia de San José, en el interior del convento, gracias a las limosnas de los fieles y la dote de una de las religiosas. Del interior de esta, merecen destacar el retablo mayor, de estilo barroco, y la imagen de la Inmaculada que lo preside, obra de Pedro Roldán.
Es este, sin duda, uno de los conventos que más pasa desapercibido. Quizás es debido esto a su fachada y a la extraña decoración de la misma, poco usual a lo que estamos acostumbrados a ver en un convento.
Es este, sin duda, uno de los conventos que más pasa desapercibido. Quizás es debido esto a su fachada y a la extraña decoración de la misma, poco usual a lo que estamos acostumbrados a ver en un convento.
CONVENTO DE LA MERCED
Este convento, que fue fundado en principios extramuros, tuvo que ser reconstruido en su actual emplazamiento, debido a las constantes inundaciones.
Desde su fundación, estuvo regido por una Comunidad de Padres Mercedarios Descalzos, hasta la exclaustración, pasando a estar servido actualmente por un grupo de Religiosas Salesianas.
La espadaña, revestida de azulejos barrocos, es una de las piezas de mayor valor artístico de este convento. Del exterior, destaca también la portada, realizada en ladrillo visto.
Pero, sin duda alguna, este convento es tan apreciado por el camarín de su titular, la Virgen de la Merced, cupulado y con bellas yeserías, que se encuentra en el magnífico retablo mayor, de estilo renacentista, conformando un conjunto de notable importancia.
La Hermandad de la Piedad, que procesiona el Viernes Santo, tiene su sede canónica en este templo, a los pies de cuya nave se encuentra la capilla en la que se veneran los titulares de esta corporación.
El Convento de la Merced es uno de los que mejor se conserva de nuestra ciudad, a pesar de no haber estado sometido a trabajos de restauración y las inundaciones que sufre frecuentemente la zona.
Por: @semanasantastig
La espadaña, revestida de azulejos barrocos, es una de las piezas de mayor valor artístico de este convento. Del exterior, destaca también la portada, realizada en ladrillo visto.
Pero, sin duda alguna, este convento es tan apreciado por el camarín de su titular, la Virgen de la Merced, cupulado y con bellas yeserías, que se encuentra en el magnífico retablo mayor, de estilo renacentista, conformando un conjunto de notable importancia.
La Hermandad de la Piedad, que procesiona el Viernes Santo, tiene su sede canónica en este templo, a los pies de cuya nave se encuentra la capilla en la que se veneran los titulares de esta corporación.
El Convento de la Merced es uno de los que mejor se conserva de nuestra ciudad, a pesar de no haber estado sometido a trabajos de restauración y las inundaciones que sufre frecuentemente la zona.
Por: @semanasantastig
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