El Sábado Santo es para muchos el ya acaba esto, hace una semana..., ha terminado todo. Cristo ha muerto para redimir al mundo de los pecados. El Santísimo Cristo Yacente recorre las calles ecijanas simulando un velatorio andante. Riguroso luto, elegancia clásica, sabores añejos. La nueva junta de gobierno viene con pilas cargadas. Han efectuado varias cambios, reformas. Se ha vuelto a la tradición e intimidad de los actos de una Hermandad que por su carácter así lo requiere. Este año, además, se ha incrementado el número de nazarenos.
A la hora prevista -que acertadamente se ha adelantado para que el cortejo esté antes de las 12 de la noche en su templo-, a las 18h, salía la Cruz de Guía de la Hermandad de la Soledad. Este año, la cofradía ha alterado su recorrido de vuelta, suprimiendo el paso por el Convento de Santa Florentina y las anchuras de la calle Sevilla, Colón y la primera parte de El Carmen. El cortejo, al finalizar la Carrera Oficial enfilaba calle Zayas hasta la plazuela de don Esteban Santos Peña, donde se bajaría por Carmelitas para cruzar la calle Carreras en busca de Gameras y El Carmen.
Este recorrido ha generado gran debate desde que se hiciera público a principios de año. La junta de gobierno ha querido dotar de más seriedad e intimidad la estación de penitencia -y sí lo ha hecho; las calles anchas y grandes no están hechas para las cofradías-. No obstante, la Hermandad también ha evitado la calle Jesús Sin Soga para desembocar a la Carrera Oficial por Miguel de Cervantes.
Tras la salida, un lugar idóneo para contemplar el entierro de Cristo es en el Convento de las Hermanas de la Cruz. Allí las monjas rezaron ante los tres Titulares. El misterio de la Quinta Angustia -que se vea por donde se vea impacta el diminuto paso para las imágenes (ya hay boceto para uno nuevo)- no sigue los andares al son de las marchas, optando por seguir de manera austera y elegante su transitar. Este año se han suprimido los focos que alumbran las caras de las imágenes, y que han sido muy criticado desde que se vieron en la Magna. Un misterio que con el paso de los años de seguro acogerá más popularidad. Este año, Pablo Sevillano se estrenaba en el martillo.
Al paso de la Urna acompañaba un año más la decuria romana. En esta ocasión, nuevos romanos acompañaban a los tradicionales, generando sorpresa entre el público. Se trata de la decuria romana que se está fundando actualmente en la localidad vecina de La Luisiana, y que supone este acto como hermanamiento entre ambos cuerpos.
Nuestra Señora de la Soledad, bella como ninguna y mejor atavío que otros años, es destacable en todo el recorrido. Con Mi Madrugá entraba la Reina de los ecijanos en Carrera Oficial. Sus peculiares andares, acogedores donde los haya, son esos detalles que hacen inigualable esta cofradía -y que no se deberían cambiar-. No obstante, en cuanto al cuerpo de nazarenos puede haber una mejoría que la idiosincrasia de la Hermandad requiere.
Muchos cofrades no se querían perder a la cofradía estrenarse en la estrecha calle Zayas. Pero sobre todo, el paso de la Dolorosa. No cabía, pero los milagros sí existen. Francis sabía llamar a sus costaleros de la mejor forma, dando juego a las dimensiones de la calle. Un poco más la derecha, esa izquierda atrás un poquito más, quieto ahí, venga de frente. La Soledad, milagrosamente, entró por la calle.
Para finalizar, el cortejo llega a su templo transitando por parte de su barrio. Con los dos primeros pasos, la Virgen de la Soledad se despedía de los ecijanos con Madrugá. No obstante, hasta que no llega al interior del templo no gira la cara para decir un último adiós. Una despedida que anuncia la llegada de la Resurrección de Cristo, y que, unas horas después, se cumpliría. Las doce de la noche, la Soledad dentro. Cristo ha vencido a la muerte.
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