El Domingo de Ramos tenía las esperanzas casi perdidas durante toda la semana. Una enorme tromba de agua comenzaba minutos antes de la hora prevista de la salida de La Borriquita. Écija ya estaba cabizbaja. Con 40 minutos de retraso, la Cruz de Guía se ponía en la calle a las 12:25h, tras la decisión de la Hermandad de acortar el recorrido y pasar sólo por los palcos para volver a su templo por la calle Mandoble.
Fuertes aplausos para recibir a Cristo entrando triunfal en Jerusalén, con un acertado exorno floral de rosas rojas. El paso se dirigía con paso firme y decidido a Carrera Oficial, siempre presumiendo del andar característico de su cuadrilla. La ilusión de los niños por acompañar al Señor de la Borriquita pudo con el tiempo, aunque fue un pulso muy justo. Minutos después de la entrada del cortejo, caía de nuevo un enorme aguacero en Écija, situación que hubiera pillado los últimos minutos de la corporación en el caso de no haber acortado el recorrido.
El cortejo del Cautivo salió de la Parroquia de Santa María a la hora prevista y con un cielo casi despejado. Este año, Jesús Cautivo vestía túnica blanca. No llevaba capilla musical, pasearía en silencio por las calles ecijanos. Sin embargo, en su salida, la actitud de la banda del palio no fue la más esperada ni la más correcta -ahí quedó-. Rosario de Monte-Sión para la salida de la Virgen de las Lágrimas, que este año llevaba corona, cuando el primero de los pasos ya buscaba el Convento de las Hermanas de la Cruz. Allí, mientras las monjas rezaban a la Dolorosa, unas gotas hicieron temer a la cofradía y al público. A pesar de ello, el palio se movía a los sones de Encarnación Coronada -pero los paraguas, muy desafortunadamente, se abren con tan sólo ver una nube-.
Se pensaba que la jornada se salvaría completamente. Pero no, los pronósticos empeoraron. A las 20h, cuando la Hermandad entraba en Carrera Oficial, la junta de gobierno decidió volver a su templo al mismo modo que pasara por la mañana: tras cruzar los palcos, enfilar El Conde y Mandoble hasta su llegar a su templo.
Hora y media antes de lo previsto, el palio volvía a su sede. Un año más, Madrugá para la entrada de la Dolorosa, la cual se recreó más aún que otros años antes de entrar a su templo. A pesar de los malos pronósticos, la lluvia no apareció durante la noche. Mejor prevenir que curar -apunten esta frase-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario