El Mariano Corpus Christi de 2015, marcado por las altas temperaturas (y III)

Inmaculada y V. de la Victoria. Foto: Rafael  González.

Una vez finalizada la procesión eucarística del Corpus Christi pasadas las doce del mediodía, las imágenes marianas de Gloria comenzaron a ponerse en marcha camino de la Parroquia de Santiago el Mayor para presidir las Jornadas Marianas, que se prolongarán hasta el próximo 20 de junio, día que regresarán a sus Templos. Todas ellas se unirían en la Plaza de Santa María para formar una magna procesión mariana de Gloria.

La primera en llegar y abrir el extraordinario cortejo fue Nuestra Señora de los Ángeles, que tras pasar por delante de Santa María en Su Inmaculada Concepción, ésta le siguió detrás. En esos mismos instantes, llegaban las demás imágenes por las distintas calles adyacentes a la Plaza de España.

La tercera en incorporarse fue Nuestra Señora de las Peñuelas, que precedía a la Inmaculada Concepción de Santiago. Tras ella iba Nuestra Señora de la Victoria acompañada por la Agrupación Musical Columna y Azotes, que se encontraba en el ecuador del magno cortejo.

Antecedida por los sones de la banda, llegaba ante las puertas de Santa María Nuestra Señora de Gracia y la Divina Pastora.  A continuación, se anexionaba a la procesión Nuestra Señora de la Merced.

Cerraban el cortejo la imagen de Santa Ana con la Virgen Niña y María Auxiliadora en último lugar, siempre acompañada por las oraciones y cantos de sus fieles y devotas.

Santa Ana con la Virgen Niña. Foto: Francisco Arredondo.

Las imágenes pasaron ante el Convento de las Hermanas de la Cruz. Justo en frente del mismo, un altar eucarístico era presidido por una Dolorosa bajo la advocación de Sol, la cual pertenece a una Asociación de Fieles de la barriada de los pisos amarillos.

A pesar de que en las Plazas de España y de Santa María el público fue masivo, a partir de ahí se fue desvaneciendo. Sin embargo, la llegada a la Plaza de Santiago fue cobijada por cientos de personas hasta el interior de la misma, donde una vez finalizada la procesión magna se entonó la Salve en honor a la Santísima Virgen. 

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