10 de diciembre de 2014

Apertura del Año Jubilar Concepcionista

María Santísima de la Amargura.
Foto: Jesús Calderón.

El pasado domingo se realizaba la apertura del Año Santo Jubilar Mariano dedicada a la Inmaculada Concepción con motivo del IV Centenario del Voto Concepcionista de Écija. Minutos antes de la misa, el Arzobispo de Sevilla Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina llegaba a la Casa-Hermandad de la Virgen de la Valle donde era recibido por la autoridad eclesiástica de Écija. De allí en partió hacia la Parroquia Mayor de Santa Cruz escoltado por la misma y por monaguillos en forma de procesión. La gente se agolpaba en las puertas del templo esperando a la inauguración del nuevo Año Jubilar y, por fin, se abrieron... Pronto Santa Cruz empezaría a llenarse con todos los devotos, cofrades y feligreses ecijanos que quisieron estar presente en tan emotivo acto. No cabía un ápice. Los besamanos de las imágenes ya estaban preparados allí, a excepción de la Patrona de Écija que presidía el Altar Mayor de Santa Cruz para la ceremonia. Con algo de retraso, la misa fue celebrada por el Arzobispo, exponiendo una prolongada homilía para impulsarnos a celebrar gustosa y felizmente este IV Centenario. La duración fue de casi hora y media, y tras ésta, el público presente comenzó a hacer colas antes las Sagradas Imágenes.

Nuestra Señora del Valle Coronada
presidiendo la Misa de Apertura.

Quizás de todos los besamanos de la ciudad, uno de los varios que impresionaron fue el de María Santísima de la Amargura, que nos sorprendió con un manto turquesa con bordados en oro sobre blanco en la parte delantera prestado por la Catedral de Córdoba. También fue sorpresa el atuendo con que se nos presentaba la Virgen de la Alegría, con saya roja y manto burdeos, algo muy poco inusual en esta imagen. Al otro lado del templo mayor, se hallaba la Lola, engalanada con sus mejores ropajes bordados sobre una plataforma elevada bajo la mirada del Santísimo Cristo de la Sangre. La Virgen del Valle tendría que esperar hasta el lunes para bajar del Altar Mayor a sus pies para exponerse en besamanos ante todos sus hijos, presumiendo de ser la más venerada y vistiendo saya y manto blancos.

Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas.
Foto: Nio Gómez.

En la feligresía de la Parroquia de Santa María se encontraba Nuestra Madre y Señora de las Lágrimas en la Capilla del Sagrario de dicho templo. Subliminal conjunto de belleza. Ataviada con manto azul y saya blanca, portaba su corona de reina dorada con el nuevo toque de Grande de León. Exquisitez de besamanos en estado puro y humilde. En el Altar Mayor y en Vísperas de su festividad, la Inmaculada Concepción aún seguía en el Altar Mayor desde sus cultos, donde una larga cinta con el color de su onomástica hacía besar sus piadosas manos en la distancia.
La Iglesia de Santa Bárbara nos deparaba a la morena, Nuestra Señora de la Fe. La Dolorosa del Viernes Santo se presentaba bajo la imagen de su hijo en un altar donde lo humilde se hace grande y esplendoroso. En el coro del templo, el Sagrado Corazón de María nos alargaba su mano por primera vez para que pudiéramos venerar su finura desde cerca, una gran desconocida en nuestro mundo cofrade de las Glorias. La Capilla de la Virgen de la Fe esta vez la ocupaba la imagen de la Inmaculada Concepción que se venera en esta Iglesia y que para sorpresa de todos, se expuso en besamanos aún sin estar en el listado de 26 imágenes, que ésta se convertiría en la número 27.

María Santísima de la Piedad.
Foto: Hermandad.

En la impresionante Iglesia barroca de los Descalzos nos esperaba sedente y con las manos unidas María Santísima de la Piedad. Portaba el tocado regalado por Victorio & Lucchino y la cruz pectoral en oro sobre él. 
La Asociación de Fieles de la Virgen de la Medalla Milagrosa también estaba presente en esta conmemoración. Una vez más, su devota Titular estuvo expuesta en un sencillo besamanos en el Altar Mayor bajo la capilla donde se venera a la Titular de la Iglesia a tamaño natural.

Nuestra Señora de los Dolores de Santiago.
Foto: Alfonso Sarabia.

La Parroquia de Santiago el Mayor cobijaba a tres imágenes expuestas en devoto besamanos. Nuestra Señora de los Dolores presidía la Iglesia en el Altar Mayor, vestida para la ocasión con su manto bordado de salida, el más grande de cuántos procesionan en Écija. En su capilla, se hallaba la Inmaculada Concepción que cada año sale en procesión gracias al Club de Jóvenes de la Parroquia. La Divina Pastora, la Patrona de Cañato, nos esperaba en la Capilla del Sagrario de este templo con su sonrisa iluminadora. A uno de sus lados, estaba expuesta para la veneración de los fieles Nuestra Señora de la Encarnación, otra gran desconocida del pueblo y que se venera en esta Parroquia.
En la Alcarrachela nos esperaba la Virgen que hace referencia a este Año Jubilar: María Santísima de la Concepción. Se nos presentaba en su pequeña Capilla decorada elegantemente para la ocasión. El Cristo del Amor estaba junto a su Madre, con una túnica roja y expuesto para la veneración de todos sus fieles.

María Santísima de la Concepción.
Foto: Agrupación Parroquial.

La Iglesia de la Victoria vive en diciembre uno de sus meses más importantes del año. Comenzaba el puente con la Función en honor a la Purísima Concepción, titular de la Hermandad del Confalón. Nuestra Señora de la Esperanza se exponía en besamanos para recibir a sus devotos con sus mejores galas, subliminal como cada año, aunque el día 18, Festividad de la Virgen de la Esperanza, volverá a bajar de su altar para los cultos en su honor.

Cerca de la collación de Santiago el Mayor, el Altozano rendía una vez más pleitesía ante la Señora de los Dolores. La imagen se encontraba bajo la mirada del Santísimo Cristo de la Salud con su mano azul bordado de camarín. En la Capilla de las Ánimas de este templo cobijaba a la nueva imagen de Nuestra Señora del Carmen, aunque de su mano prendía un escapulario a modo de besamanos a través de él.
En la misma feligresía, la Iglesia de San Juan Bautista nos presentaba a María Santísima de las Misericordias ataviada de Reina, como lo que es. También este fue uno de los altares más llamativos. La imagen se hallaba frente a la Capilla del Sagrario, delante de una especie de dosel de palio con varales y rodeados por decenas de velas en diversas zonas. La Dolorosa de la Madrugá una vez más salía de su Capilla para alargarnos su mano de la mejor manera que saben los priostes de la cofradía.


Nuestra Señora de la Caridad.
Foto: Mechero (Hermandad de la Yedra).

Quizás el besamanos más criticado, tanto para bien como para mal, fue el de Nuestra Señora de la Caridad. La Reina del Puente aparecía bajo el Cristo de la Yedra sentada sobre un trono a modo de imagen sedente. Engalanada con sus mejores alhajas y su corona de salida, la Virgen de la Caridad estaba ataviada por un manto celeste y una saya blanca.

El barrio de la Merced visitaba a su Reina, Nuestra Señora de la Piedad, en la Capilla de los Titulares de la Hermandad de la Merced bajo su portentoso palio de salida. Nos impresionaba ver a la Dolorosa del Viernes Santo ataviada a modo de Inmaculada Concepción y cobijada por su palio frente a la mirada del Santísimo Cristo de la Exaltación en la Cruz. Cara a cara con Ella, en el Altar Mayor nos esperaba Nuestra Señora de la Merced rodeada por los respiraderos del paso de palio y con el atuendo concepcionista azul y retocada con sus mejores joyas.

Nuestra Señora de la Piedad de la Merced.
Foto: Nio Gómez.

La Parroquia del Carmen englobaba cuatro besamanos. La Virgen del Carmen, que saca en procesión la Hermandad del Santo Entierro, se disponía en el Altar Mayor para extendernos su mano por vez primera. A unos metros de Ella, María Auxiliadora bajaba a las plantas de su Altar con una mantilla blanca puesta sobre su cabeza, sus devotas siempre saben como sorprendernos.
En la Capilla de la Soledad se encontraba la Reina y Señora del Sábado Santo con su increíble resplandor y su atuendo de negro luto haciendo referencia, como siempre, a su advocación. Pudimos admirar de cerca una vez más su belleza subliminal tras su restauración. Frente a Ella, María Santísima de las Angustias se exponía en su Capilla con su candelero de pie y la diadema dorada de salida.

Lejos del centro histórico, en la barriada del Valle la Ermita abría sus puertas para que todos los ecijanos contempláramos a Nuestra Señora del Valle que allí reside. La imagen se exponía en besamanos bajo su Capilla y sin el Niño Jesús que está entre sus brazos. Digna de admirar la belleza de esta talla tan desconocida pero muy devoto en su barrio.

Nuestra Señora del Valle de la Ermita.
Foto: Nio Gómez.

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